La anterior reseña de un periódico de 1913 precisa las raíces de nuestro querido Club. Cien años después y de investigaciones, concluimos que los inicios se dieron en las casas de habitación de los abuelos, en las que se reunían a festejar, tomar un trago o pasar un rato.
Cada familia tiene una casa solariega que mencionar.

Un tiempo después de aquella célebre reunión en casa de Pedro Antonio Infante Ustáriz, donde se eligió la primera junta directiva del nuevo Club al que llamaron ‘Centro Social´ tomaron en arriendo una de las enormes casas de José Galo Alzamora, hoy llamada casa de la Aduana.

En 1913 Santa Marta contaba con un poco más de 8.000 habitantes y el centro Social 60 socios.

‘Breve Historia Club Santa Marta´, artículo publicado el 11 de junio de 1966 en el Informador, donde Francisco Vergara manifiesta: “Por largo el tiempo el Centro Social funcionó en la casa de José Galo Alzamora de Mier donde celebraron grandes y memorables fiestas.

Siendo Manuel Julián de Mier presidente de la institución adquirió un terreno de la antigua coquera el Recreo, lote donde se construyeron los cimientos para la nueva edificación. Ahí se estanco la obra hasta el año 1930. Como se acercaba la fecha del Centenario de la muerte de El Libertador, la junta Directiva en cabeza de don Pepe Vives de Andréis decidió terminar el edificio iniciado. Para la obra se confió a la firma de arquitectos Villa & Double.

Como acto inaugural se ofreció un elegante baile el 13 de diciembre, anticipándose algunos días a la fecha precisa del Centenario de Simón Bolívar o sea el 17 de diciembre de 1930 para no interferir con los actos del Centenario”. En la entrada del Club una placa de mármol honra la Junta Directiva de 1930.

Con el cambio de Sede culmina la etapa del Centro Social y nace el Club Santa Marta S.A. , en esencia la actual Corporación Club Santa Marta.

En aquel tiempo los eventos se realizaban durante el día en el hoy llamado Salón Rosado que era pista de baile y el lugar donde conversaban las damas. La actual pista de baile era una terraza descubierta que tan solo se utilizaba en contados festejos nocturnos.

En 1930 Santa Marta contaba con un poco más de 25.000 habitantes.

Para 1956 durante la presidencia de Miguel Antonio Zúñiga Magri se empezó a erigir en la mencionada terraza un segundo piso. Desde entonces la pista de baile se encuentra en el lugar actual.

En esa época, el día de la coronación de la reina del carnaval, los socios se reunían en la casa de Joaquín Campo Serrano Riascos (hoy Juan Campo Alzamora) conocida como El Castillo y al paso de la reina y de los socios, el ejército Nacional hacia una calle de honor hasta el Club Santa Marta. En tanto el desfile de cumbiamba del sábado de carnaval salían bailando desde la casa de José Galo Alzamora de Mier hasta el Club Santa Marta.

En los años 1950, Santa Marta rondaba 70.000 habitantes.

En la década de los sesenta durante la presidencia de José B. Vives Campo se erigió “Teyuna”, moderno grill diseñado por el arquitecto cubano Manuel Carrerá, con trazas similares a la Cámara de Comercio de Santa Marta. Pero un Mar de leva lo destruyó. En ese lugar se encuentra el grill Marubare.

Santa Marta crece ¡Ya somos 100.000!

En 1986 Santa Marta tiene 250.000 habitantes y el Club Santa Marta más de 500 socios. La opción es ampliar las instalaciones. Se toma la decisión. Tumban y remodelan la mitad del área construida. Se respeta lo edificado para el Centenario del Libertador. Cuando termina las obras, surge una edificación estilo republicano que armoniza con lo construido en 1930. Alberto Dávila Díaz Granados, es su presidente. De la misma manera en la entrada del “Club” una placa de mármol es silente homenaje a los miembros de la Junta Directiva de 1986–1992. Durante el tiempo de la remodelación el Club funcionó en la Sede Social. Así nace Corporación Club Santa Marta.

De 1913 a 2013 son cien años de recuerdos, de alegrías, de tristezas. Para sus socios el Club es sentimientos: aquí nos conocimos, aquí aprendimos a bailar y a enamorar, también a tomar traguito, igualmente fue lugar de picaras travesuras propias de cada edad. No todos eran bulliciosos, algunos eran “angelitos”. Y de la mano de una dama, Carmen Abondano Alzamora de Dávila, presidenta del Club, un año de celebraciones y de sentimientos nos tiene la Junta Directiva del ‘Centenario del Club´. Hoy se inaugura el ansiado aire acondicionado central, pero las proyecciones futuras están orientadas para satisfacer las necesidades de los socios.